Una cosa es la apariencia física y otra distinta la imagen corporal, personas con una apariencia física que se aleja de los cánones de belleza pueden sentirse bien con su imagen corporal y de modo contrario, personas socialmente evaluadas como bellas pueden no sentirse así.
La apariencia física es la primera fuente de información en la interacción social, es la realidad física, y sabemos que la fealdad, la desfiguración, la deformación congénita, los traumatismos...aumentan el riesgo de problemas psicosociales de las personas que los padecen.
La gran influencia de la sociedad, de las nuevas tecnologías y medios de comunicación han marcado un estereotipo sobre la imagen perfecta que hace que muchas personas la tengan de referencia para su vida personal. La imagen que tenemos de nosotros mismos es determinante en nuestra vida. No estar a gusto con uno mismo y tener una baja autoestima puede conllevar a que suframos alteraciones del concepto de nuestra propia imagen.
Por tanto, creo que desde la infancia se debe trabajar dicho concepto para conseguir que los niños adquieran una buena construcción de su propia imagen y potencia su autoestima.
En conclusión, hay que restar importancia a los cánones de belleza, ya que cada persona es como es, con sus defectos y virtudes.
A continuación, presento un cuento llamado "la cerdita Benita" para trabajar este tema en Educación Infantil.
Había una vez una clase de cerditos de 5 años. Los cerditos iban al colegio muy contentos con su profesor cerdito. En esa clase había una cerdita que se llamaba Benita. La cerdita Benita iba muy guapa al colegio, porque su mamá le ponía un lazo muy bonito en la cabeza.
La cerdita Benita estaba un poco gordita. Unos le echaban la culpa a que comía chucherías, otros a que su mamá también estaba gordita. No sabemos por qué, pero la cerdita Benita estaba un poco gordita.
Poco a poco los otros cerditos comenzaron a meterse con ella. Le decían:
-Qué gorda estás Benita.
Primero era sólo algún cerdito, pero poco a poco fueron haciéndolo casi todos los de la clase.
A la cerdita Benita no le gustaba que se metieran con ella, porque a nadie le gusta que se metan con él.
Unos días más tarde, empezaron a comportarse todavía peor: no la dejaban jugar. Si estaban jugando a los maestros y la llegaba la cerdita Benita y pedía jugar con ellos, le decían:
-Tú no juegas que estás muy gorda.
Ese día la cerdita Benita llegó muy triste a su casa, tan triste que no tenía ganas de comer. Su mamá que era muy lista se dio cuenta de que algo le pasaba a su hija. La cerdita Benita le contó a su mamá lo que le pasaba. La mamá también se puso muy triste, porque a ninguna mamá le gusta ver triste a su hija.
El profesor cerdito también se dio cuenta de lo que estaba pasando con Benita. Un día el profesor cerdito se le ocurrió un plan. Se presentó en la clase y dijo:
- Queridos cerditos: la semana que viene es mi cumpleaños. Nunca invito a mis alumnos a mi cumpleaños, pero este año es una fecha especial. Habrá sorpresas para todos los que invite a mi fiesta, aunque algunos no los podré invitar.
Los cerditos de la clase se quedaron muy pensativos. Por una parte era una alegría ir a la fiesta de cumpleaños de un profesor, porque nunca habían ido. Por otro lado, eso de que había sorpresas para todos les hacía mucha ilusión porque seguro que las sorpresas del profesor iban a ser muy buenas. Pero lo más extraño era que algunos cerditos no pudieran ir.
El día antes de su cumpleaños, el profesor cerdito dijo en la clase:
- Mañana es mi cumple. Lo voy a celebrar en mi casa y ahora diré que quiénes son los invitados. El cerdito Rando no puede ser invitado, porque tiene las orejas muy grandes.
Todos se rieron del cerdito Rando.
- La cerdita Pifia tampoco, porque está muy flaca.
Se volvieron a reír.
- El cerdito Kily no puede venir a mi fiesta porque tiene pecas en la cara y la cerdita Bora tiene un lunar en la cara, tampoco puede venir…
Y así poco a poco el profesor cerdito fue nombrando a todos los cerditos de la clase y alguna cosa de cuerpo: uno tenía los dientes torcidos, otro tenían los brazos muy largos; todos tenían algo. Y dijo:
- Sólo vendrá la cerdita Benita, además es la única que no se ha reído.
Claro la cerdita Benita no se reía de los demás porque sabía lo mal que se pasaba cuando se reían de ella.
Benita fue a la casa del profesor y conoció a su señora y a sus hijos y se trajo una sorpresa. Los otros cerditos sintieron mucha envidia y comprendieron que no estaba bien lo que habían hecho metiéndose con ella. También, se dieron cuenta de que todos tenemos algo por lo que de los demás se pueden reír de nosotros: las orejas, el color del pelo, estar gordo, estar flaco… Además, no está bien reírse de los otros.
Así que se volvieron a hacer amigos de Benita y se dieron cuenta de que era una cerdita muy simpática y que dibujaba muy bien. Como se volvieron a portar tan bien, el profesor cerdito invitó a toda su clase a su casa cuando hacía buen tiempo y se pudieron bañar en su piscina y se lo pasaron bomba.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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